Isabel Royo Roqueta: «La sociedad necesita transitar hacia modelos energéticos más sostenibles»
Actualmente, ocupas el cargo de Marketing Manager en una compañía especializada soluciones energéticas (grupos electrógenos), Dagartech, pero estás graduada en ingeniería de diseño industrial y desarrollo de producto. ¿Siempre supiste que te querías dedicar a este sector?
No. Nunca he tenido una visión cerrada con respecto a en qué sector quería desarrollarme. De hecho, no es en este ámbito donde di mis primeros pasos. Mi interés y motivación siempre ha sido formar parte de organizaciones con propósito, donde los objetivos empresariales van más allá de alcanzar una cifra. Sin duda es importante, pero lo que me llena es formar parte de proyectos que impactan positivamente en la sociedad, poniendo la tecnología al servicio de las personas.
¿En qué momento decidiste introducirte en el mundo del marketing y la comunicación?
Tras finalizar mis estudios de ingeniería valoré distintas posibilidades. Mi enfoque inicial era cursar un Máster de Diseño Estratégico de Productos y Servicios. Sin embargo, asistí a una ponencia de egresados donde otros ingenieros compartían sus experiencias e impresiones.
Varios de ellos coincidían en que, para ser un buen profesional en el ámbito de la ingeniería, el conocimiento técnico que habíamos obtenido durante años debía complementarse con una formación que nos permitiese entender la realidad global de las empresas, siendo capaces de encontrar sinergias y entendiendo nuestro trabajo como una parte más para conseguir un objetivo empresarial.
Para mí eso cobraba mucho sentido, y este nuevo punto de vista, junto a diferentes circunstancias personales, hicieron que tomase ese camino y realizase un MBA al año siguiente. A partir de ahí, las oportunidades profesionales que se fueron sucediendo, junto a ese máster, hicieron que el camino se bifurcara hacia otros destinos.
Soy una persona muy inquieta y, para mí, la formación continua es una rueda que no puede dejar de girar si quieres ser un profesional que aporte valor constante a la empresa a la que perteneces.
Por eso, tras terminar ese máster seguí capacitándome con otro en Marketing y Gestión Comercial y continué después formándome en el ámbito digital. Más que decisiones, fueron pasos naturales que se fueron dando al formar parte de proyectos muy bonitos e intensos de los que tuve la suerte de formar parte.
¿Crees que el hecho de ser experta en ambos ámbitos te facilita tu desarrollo profesional en una empresa del sector industrial?
Con respecto a si considero que este mix de formación y experiencia profesional me ha facilitado mi desarrollo profesional, entiendo que sí. Mi perfil no es muy habitual y, por eso, me ha resultado fácil diferenciarme.
Aunque decir esto es simplificar mucho, para que una empresa tenga éxito vendiendo un producto o servicio, considero que hay dos aspectos que no pueden faltar: el primero es entender bien el público al que te diriges; conocer sus necesidades más allá de lo que te cuentan, ser capaz de detectar sus frustraciones o problemas para resolverlos con tu producto o servicio y, si puede ser, aportar beneficios adicionales y que sean apreciados por ese público. El segundo, entender muy bien las tendencias del mercado y tu propio producto o servicio. Solo así puede hacerse entendible para los demás.
En las empresas industriales, donde los productos suelen tener una importante carga técnica, la comunicación cobra un papel protagonista, pues necesitamos traducir el producto en beneficios para el cliente. Sin duda, mi formación técnica me ha permitido que esa comunicación sea efectiva y vaya más allá de lo obvio o lo genérico.
¿Crees que es más habitual ver perfiles de mujeres en los departamentos de marketing y comunicación que en la parte de desarrollo de productos? ¿Crees que esto puede estar cambiando?
En las empresas industriales sigue habiendo más hombres que mujeres, también en los departamentos de marketing.
Ahora, más o menos, uno de cada tres estudiantes de ingeniería es mujer, aunque es un dato que varía según la titulación. Durante muchos años hemos sido muchas menos las mujeres que hemos elegido carreras STEM, y eso da como resultado que también seamos minoría, aunque sí percibo que esto está cambiando.
Sí me gustaría destacar el hecho de que hay estudios que señalan que las estudiantes de ingeniería tienen un mejor rendimiento académico que los hombres. Lo importante no es el dato en sí mismo, ni nos convierte en mejores profesionales frente a nuestros compañeros. Lo importante es que demuestra algo obvio, y es que somos igual de solventes o válidas para cursar este tipo de estudios y aportar valor en las empresas. Son aspectos que cada vez es menos necesario recordar, pues a la sociedad ya le chirrían ciertos pensamientos, pero conviene tener siempre presente que el talento y las capacidades dependen de cada persona y nada tienen que ver con su género.
¿Qué papel tiene la educación en este aspecto?
Probablemente la educación, la comunicación y la inercia. En los últimos años, se están impulsando numerosas iniciativas para acercar las carreras STEM a las niñas, sumando referentes que las inspiren. Pienso que la diversidad de mujeres y hombres en cualquier ámbito es muy positiva, dado que conseguimos combinar competencias personales diferentes y eso siempre va a sumar en las empresas y organizaciones. Sin embargo, creo que lo importante no es que exista un equilibrio perfecto de hombres y mujeres en profesiones técnicas. Lo que para mí es realmente importante es que ese desequilibrio no se produzca porque las mujeres sientan que no van a tener las mismas oportunidades o no vayan a ser igualmente válidas o valoradas. Como sociedad debemos tener la garantía de que se trata de una decisión libre, y eso es lo verdaderamente sustancial.
¿Cuál crees que es el mayor reto profesional al que te has enfrentado hasta la fecha?
Nuestro día a día supone un reto constante. Cuando formas parte de una empresa joven y con ritmos de crecimiento tan importantes, ser capaz de responder a las necesidades del presente y, al mismo tiempo, trabajar en construir el futuro es siempre un desafío.
Echando la vista atrás, los mayores retos a los que he tenido que hacer frente han coincidido con los inicios de cualquier proyecto en el que me he embarcado. Siempre he considerado que uno de mis puntos fuertes es mi capacidad para detectar y conectar oportunidades dentro de las empresas a las que he pertenecido. Soy una persona observadora y orientada al detalle, y eso me hace tener una visión bastante clara de hacia donde creo que debemos orientarnos. Sin embargo, no siempre puede ser al ritmo que queremos o alcanzando los resultados con el nivel de excelencia que te gustaría y aceptar eso también es un reto en sí mismo.
Dagartech es una de las 1.000 empresas que registraron un mayor crecimiento en Europa en 2019, según el ranking del diario británico Financial Times. Actualmente, ¿en qué etapa de crecimiento se encuentra la compañía?
La empresa sigue avanzando con un crecimiento medio anual de las ventas de más del 20%. En este sentido, la visión de David García, nuestro director general, es muy clara: ese crecimiento debe ser sostenible y, cada paso que demos nos debe permitir consolidar posiciones. Nuestra ambición es sana y no tenemos prisa por anticipar etapas.
El sector energético está experimentando una época de transición por el contexto social actual, en el que los precios de la electricidad no paran de subir y convirtiéndose la factura eléctrica en una de las principales preocupaciones tanto para las empresas como para las familias, ¿cómo pueden ayudar los grupos electrógenos en esta situación?
En este sentido, los grupos electrógenos pueden ayudar más bien poco, pero es muy interesante esta pregunta para poder dar luz a una cuestión que mucha gente se pregunta: ¿me compensa satisfacer mis necesidades energéticas con un generador ante el incremento del precio de la electricidad? No hay respuestas absolutas y puede haber excepciones muy puntuales, pero no nos encontramos en ese punto.
El papel de los grupos electrógenos en países desarrollados y con acceso prácticamente pleno a la red eléctrica se reserva para situaciones de emergencia. Debemos tener en cuenta que los generadores consumen diésel o gasolina, y el coste de obtener esa energía a través de combustibles fósiles superaría al de la red eléctrica.
Más allá de la independencia del sector eléctrico que estas soluciones aportan a la industria, los grupos electrógenos también son una solución perfecta para que las empresas apuesten por las energías renovables, dado que ayudan a mitigar la irregularidad productiva de estas ¿cómo crees que será en el futuro la relación entre grupos electrógenos y energías renovables?
Lo esperable es que la generación de energía procedente de fuentes renovables siga incrementándose año a año. De hecho, un dato positivo en este sentido es que la generación de energía renovable está creciendo más rápido que la demanda general de energía, y esto se traduce en una ligera disminución en las emisiones de CO2 del sector energético mundial. Sin embargo, debemos ser conscientes de que un abastecimiento energético exclusivamente sustentado en fuentes de energía renovables no es todavía viable y los grupos electrógenos seguirán siendo la vía más eficiente para aportar fiabilidad a las instalaciones. Eso no va a cambiar en el medio plazo, por lo que lo que veremos es como cada vez este tándem se da con más frecuencia.
¿Cuáles crees que serán las grandes tendencias que marcarán el futuro tecnológico de los grupos electrógenos?
El sector energético se encuentra en pleno y constante desarrollo. Resulta muy difícil afirmar cuál será la tecnología que marcará el futuro en el sector de la generación de energía.
En los últimos meses, los sistemas de almacenamiento de energía con baterías (ESS) han cobrado un mayor protagonismo, el mercado muestra más interés por ellos y podrían tomar más fuerza. También es probable que la demanda de generadores a gas aumente. Otra vía en experimentación es la generación de energía con hidrógeno, pero se trata de una alternativa que, de desarrollarse con éxito, todavía tardará años en convertirse en realidad.
De lo que no cabe duda es de que la sociedad necesita transitar hacia modelos energéticos más sostenibles y que nos permitan aliviar los mayores retos de este siglo: el cambio climático, el agotamiento de los combustibles fósiles y el encarecimiento de los precios de la energía.