LiFi, la transmisión de datos a través de la iluminación
La primera vez que oímos hablar del término LiFi fue en julio de 2011 durante una charla TED de Harald Hass, profesor de la Universidad de Edimburgo. Las tecnologías LiFi y WiFi principalmente tienen aplicaciones basadas en Internet y en redes, pero mientras el WiFi utiliza las ondas electromagnéticas para la comunicación de datos, la tecnología LiFi la realiza a través de la luz.
LiFi proviene de Light Fidelity y funciona según el principio Visible Light Communication, es decir, transmite datos modulando la intensidad de la luz. Los extremos de transmisión están formados por LEDs, mientras que los de recepción los componen los fotodetectores. De esta manera, las bombillas
LED parpadean a tal velocidad (hasta 10.000 millones de veces por segundo) que es imperceptible para el ojo humano, pero el fotodetector sí es capaz de detectar la transmisión e interpretarla, como si se tratase del sistema binario.
En comparación al WiFi, las principales ventajas del LiFi se pueden agrupar en 3 grandes bloques:
Velocidad. Si bien las primeras pruebas daban como resultado 10Mbps, posteriormente se alcanzó una velocidad de 1Gbps. En los laboratorios, la velocidad se disparó hasta los 224Gbps. Hoy en día disponemos de fibras entre 600Mbps y 1Gbps, pero en aquel entonces la velocidad superaba por 100 veces la velocidad media del Wifi. En estudios posteriores, se ha conseguido una transmisión de 42,8Gbps a una distancia de 2,5 metros, gracias a los rayos infrarrojos.
Interferencias. O más bien la ausencia de ellas, pues pasan a un segundo plano hasta el punto de ser casi superfluas. El WiFi usa las bandas de los 2,4GHz y los 5GHz, por lo que las conexiones ocupan un ancho de banda bastante reducido, causando las interferencias. Respecto al LiFi, opera entre longitudes de onda en el rango de 380nm a 780nm, lo que multiplica exponencialmente (es 10.000 veces mayor) la transmisión de datos sin interferencias, pues cada fotodetector está preparado para detectar una longitud de onda en particular de manera que las luces no se superponen entre ellas. Esto facilitaría su uso en lugares sensibles a las áreas electromagnéticas, como los aviones o los hospitales.
Seguridad. El LiFi no es capaz de traspasar paredes, pero este punto débil se convierte en un punto fuerte si consideramos los aspectos relacionados con la seguridad. Y es que, para interceptar la red, el atacante debería tener acceso a la misma luz que sus víctimas, y ese requisito de ubicación hace que el ataque sea muy improbable.
LiFi transmite datos modulando la intensidad de la luz
¿Y las desventajas?
Por el contrario, el LiFi también presenta algunos inconvenientes. La luz es incapaz de traspasar paredes y obstáculos opacos, por lo que para cubrir un hogar o una oficina se requiere gran cantidad de luminarias y fotodetectores, lo que podría complicar la instalación.
Además, dado que el fotodetector debe tener contacto directo con las luminarias, cualquier objeto que se interponga entre los fotodetectores y los emisores o el propio movimiento pueden perjudicar la calidad de la transmisión. Solamente pasando una mano por delante del fotodetector, cae la velocidad.
Este aspecto se complica si pensamos en el uso de dispositivos fuera de la oficina y del hogar. Vivimos conectados a teléfonos móviles, tabletas y ordenadores portátiles, que en el momento que los guardamos en el bolsillo o en la mochila, perderían la conexión.
Coexistencia del LiFi y el WiFi
Vistas las ventajas y desventajas de esta tecnología, parece que el LiFi no sustituirá al WiFi, sino que coexistirán. El corto alcance del LiFi y la numerosa red de sensores y luces que requiere durante su instalación, son objeciones que por el momento no permiten su implementación masiva. Sin embargo, las ventajas que proporciona respecto a la seguridad y las interferencias, hace que su utilización sea idónea en determinados lugares y circunstancias, especialmente en programas nicho para sectores profesionales y proyectos en desarrollo.