¿Sabías que hay más de 120.000 millones de bombillas en todo el mundo?
Desde la creación de la primera lámpara eléctrica incandescente, obra de Heinrich Göbel, a quien le fue concedida la patente el 27 de enero de 1880, se ha convertido en la forma más habitual de iluminación artificial; asentándose como un pilar fundamental de la sociedad actual gracias a su capacidad de cubrir nuestras necesidades de luz en el interior de los edificios y en el exterior de los mismos por la noche.
Es tal su peso en nuestro día a día, que se estima que la cantidad de bombillas que hay en el mundo supera los 120.000 millones de unidades; con estudios publicados que afirman que cada persona consume en torno a 5 bombillas al año.
Si usamos Estados Unidos como referencia para entender el peso de este bien de consumo en nuestra sociedad, solo durante el año 2009, se compraron sobre 2.000 millones de bombillas, lo que equivale a 5,5 millones de unidades al día y supone un volumen de negocio de 1.000 millones de dólares.
El problema de los residuos
Más allá de las innumerables ventajas que nos ofrece la iluminación artificial, esta sigue presentando una gran problemática a día de hoy: los residuos. Y es que una bombilla puede contener elementos como mercurio, con una toxicidad que puede provocar una gran cantidad de efectos sistémicos en los seres humanos.
Aunque hace décadas que se está tratando aumentar el reciclaje de todos los productos eléctricos y electrónicos dada tanto si gran extensión como la peligrosidad de los elementos que los componen, las cifras están muy lejos de ser las óptimas. En España, por ejemplo, solo se recicla el 27 % de la basura que se genera, cuando lo establecido es del 50 %.
El problema de la vida útil programada
Además, las bombillas cuentan con problema intrínseco adicional que supone un auténtico palo en las ruedas de la sostenibilidad: la obsolescencia programada.
Que la vida útil de este tipo de aparatos esté programada supone un problema medioambiental de gran escala, no solo por la gran cantidad de residuos innecesarios que se generan cada año, sino también por los recursos naturales y materias primas que se consumen durante su producción.
