El cumplimiento del Reglamento de Baja Tensión en Quirófanos de Tomografía (CAT)

18 de junio de 2025 0
  • Cumplir con el Reglamento de Baja Tensión y la ICT-BT-38 no es solo una obligación técnica: es una garantía de seguridad clínica y eficiencia operativa.
  • En quirófanos equipados con TAC, donde cada segundo cuenta y cada equipo debe funcionar al 100%, soluciones como el Modulys GP de Socomec permiten a los hospitales cumplir la normativa con garantías, adaptarse al futuro sin interrupciones y optimizar recursos sin comprometer la seguridad.

La gestión de la energía en entornos hospitalarios críticos es un campo en constante evolución, donde convergen la normativa eléctrica, la ingeniería clínica y la infraestructura digital. Entre los espacios más sensibles están los quirófanos equipados con Tomografía Axial Computarizada (CAT), en los que confluyen requisitos de seguridad eléctrica, continuidad de suministro y compatibilidad electromagnética.

Para ello, el Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT), en vigor en España desde 2002 mediante el Real Decreto 842/2002, establece los requisitos mínimos para garantizar la seguridad de las personas y bienes frente a riesgos eléctricos. Un marco al que se han de sumar las Instrucciones Técnicas Complementarias (ITC), siendo especialmente relevante la ICT-BT-38 para las instalaciones eléctricas en quirófanos y salas de intervención, así como las condiciones de instalación de los receptores utilizados en ellas.

El Reglamento de Baja Tensión y su aplicación en entornos quirúrgicos

La ICT BT 38 establece condiciones técnicas específicas para instalaciones eléctricas en quirófanos y salas de intervención. En su aplicación al entorno TAC, estas condiciones se endurecen debido al nivel de criticidad de los procedimientos, los equipos empleados y el impacto potencial de un fallo de alimentación. Los puntos clave que define la normativa incluyen:

  • Obligatoriedad de alimentación ininterrumpida (SAI) para todos los equipos esenciales en quirófano.
  • Separación de circuitos para iluminación, equipos médicos, monitorización y sistemas de soporte vital.
  • Redundancia en sistemas de alimentación, al menos en configuración N+1, para garantizar la disponibilidad ante fallo parcial.
  • Monitorización y registro continuo del estado de la alimentación eléctrica.
  • Tiempos mínimos de autonomía energética, habitualmente en el rango de 15 a 60 minutos, en función de los protocolos hospitalarios.

Modularidad por quirófano

En la práctica, la implementación más eficiente desde el punto de vista técnico y económico es la modularidad por grupos de quirófanos. Estableciendo, normalmente, una proporción de un sistema de respaldo modular por cada 2-3 quirófanos, adaptando la potencia y autonomía según la carga crítica de cada bloque quirúrgico. Una estrategia que permite escalar las soluciones sin sobredimensionar y facilita el mantenimiento sin impacto clínico.

Ante la pregunta ¿a qué se debe un nivel tan alto de exigencia? La respuesta se encuentra en el riesgo clínico y técnico que implica una interrupción de energía en quirófanos equipados con TAC:

  • Fallos en equipos de imagen: pérdida de exploraciones, exposición innecesaria a radiación, reinicio de sistemas de alto coste.
  • Interrupciones en monitorización: afectación directa a la seguridad del paciente.
  • Paradas en sistemas de soporte vital o comunicación intraquirúrgica: riesgo vital.
  • Daños a equipos electromédicos de alto valor debido a microcortes, armónicos o transitorios.

Además, estos quirófanos están cada vez más digitalizados: estaciones de trabajo, edge computing clínico, conectividad PACS, inteligencia artificial… todo ello requiere una infraestructura eléctrica de calidad, monitorizada y redundante.

Un escenario de alta exigencia para el que SOCOMEC, empresa líder en soluciones de disponibilidad, control y seguridad de las redes eléctricas de baja tensión, ha desarrollado el Modulys GP, un sistema de alimentación ininterrumpida modular trifásico diseñado para entornos críticos. Mucho más que una solución técnica, es una herramienta pensada para garantizar el cumplimiento normativo y facilitar la gestión operativa hospitalaria gracias a una serie de características clave entre las que destacan:

  • Arquitectura modular 100%, basada en módulos intercambiables en caliente (hot-swap) para minimizar el tiempo de intervención sin riesgo clínico.
  • Redundancia configurable (N+1, N+2…) adaptada a esquemas de hasta varios quirófanos por sistema.
  • Compatibilidad con infraestructuras médicas, con excelente calidad de onda, muy bajo nivel de distorsión armónica y cero tiempos de conmutación.
  • Interfaz de supervisión avanzada, integrada con BMS y sistemas SCADA hospitalarios.
  • Alta eficiencia energética (>96%), incluso a cargas parciales, reduciendo costes operativos.
  • Escalabilidad real, permitiendo crecer en capacidad sin modificar la instalación eléctrica principal.

Una solución, en definitiva, perfectamente alineado con los criterios establecidos en el REBT e ICT-BT-38 gracias a un enfoque que no solo cumple la normativa, sino que la supera en términos de flexibilidad, gestión y eficiencia, que pone en los gestores de este tipo de espacios ventajas como:

  • Menor riesgo de fallo único: al estar distribuido en módulos, un fallo no compromete la totalidad del sistema.
  • Mejor adaptabilidad a la carga clínica: se puede configurar exactamente para la potencia necesaria por quirófano.
  • Mantenimiento sin interrupciones: intervención sobre módulos sin necesidad de bypass externo ni corte de carga.
  • Reducción de OPEX por menor consumo y menor necesidad de personal técnico de guardia.
  • Implementación rápida en hospitales ya operativos, sin necesidad de parar los quirófanos durante la instalación o mantenimiento.
  • Planificación escalonada de inversión, algo clave en proyectos públicos o mixtos.

Visión de futuro: hacia una energía hospitalaria inteligente

Es evidente, por lo tanto, que los hospitales están inmersos en una transformación hacia modelos operativos cada vez más digitalizados, automatizados y resilientes. Una evolución que tiene un impacto directo en los sistemas de alimentación, que deben dejar de ser meras infraestructuras de soporte para convertirse en plataformas inteligentes capaces de dialogar con otros sistemas críticos.

En este contexto, la energía hospitalaria del futuro será necesariamente flexible, capaz de adaptarse dinámicamente a cambios en la demanda, reubicaciones funcionales o incorporación de nuevas tecnologías médicas sin comprometer la continuidad del servicio. Asimismo, será una energía inteligente, con capacidades de autodiagnóstico, monitorización en tiempo real y toma de decisiones autónoma, integrándose plenamente en los sistemas BMS (Building Management System) o SCADA del hospital.

La sostenibilidad energética será otro eje central. La eficiencia, la gestión activa de la energía, la integración con fuentes renovables o el acoplamiento con sistemas de almacenamiento distribuido formarán parte del nuevo paradigma hospitalario, especialmente en salas críticas donde el coste energético y la resiliencia deben coexistir.

En un entorno donde es previsible que la normativa incorpore exigencias aún mayores —como la obligatoriedad de monitorización predictiva, integración con plataformas de gestión hospitalaria, requisitos de eficiencia más estrictos o criterios diferenciados para quirófanos híbridos—, contar con una solución tecnológicamente adelantada se convierte en una ventaja estratégica.

El cumplimiento del Reglamento de Baja Tensión en Quirófanos de Tomografía (CAT): retos normativos y la importancia de soluciones modulares específicamente diseñadas para estos espacios
Javier Rodríguez
Javier Rodríguez
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